La Iglesia Cuida el Medio Ambiente: Explicación Bíblica

La Iglesia Cuida el Medio Ambiente: Explicación Bíblica

La iglesia católica tiene muchas tradiciones que han resistido la prueba del tiempo.

Te puede interesarLa Iglesia Católica Permite la Cremación

Algunas son fácilmente reconocibles, como la vigilia de Pascua, mientras que otras son más sutiles pero muy importantes en la vida diaria de la parroquia. Una tradición que resulta difícil de explicar para la mayoría de los católicos es por qué cuidamos de la creación. La respuesta completa tiene muchas facetas, pero aquí hay cinco razones principales por las que creo que el cuidado de la creación es una de las piedras angulares de mi fe.

1. Dios nos amó primero…

El relato de la creación en el Génesis nos dice que cuando Dios creó el mundo amó lo que había hecho y lo declaró “muy bueno” Creó un universo maravilloso con hermosas puestas de sol y estrellas, hierbas verdes y árboles majestuosos, lagos y ríos limpios repletos de peces, pájaros cantando sus alegres canciones entre azulescielo y sol brillante. Los salmos o los cantos de la naturaleza nos recuerdan a menudo que la creación es un regalo de Dios para nuestro disfrute, pero también un lugar donde podemos experimentar la presencia de Dios de manera especial.

2. …y nos sigue amando…

Como católicos hemos sido bautizados en Cristo, nos hemos convertido en miembros de su Iglesia para ser edificados en un solo cuerpo con él como cabeza (cf. Efesios 1:22 ). En el bautismo nos hemos convertido en hijos de Dios que cuidan de lo que a él le importa: todas las personas y toda la creación. Fue el propio Jesús quien dijo “apacienta a mis ovejas” al ordenar a Pedro que fortaleciera a sus hermanos en su Iglesia (Juan 21:15-17). Su mandato no podíahan sido más claros.

3. …y nos llama a amar a los demás… ¡como al sol, los árboles y las abejas!

Tenemos la responsabilidad no sólo de nuestras propias acciones, sino también de cómo afectamos a los que nos rodean, especialmente a los más necesitados de atención. Al amar a los demás como Cristo nos amó, mostramos nuestro genuino amor a Dios, que nos amó primero (1 Juan 4:19). Intentamos obedecer el mandato de Jesús de “amarnos los unos a los otros” como él nos amó, atendiendo a las necesidades de todas las personas -incluso las terrenales, como la comida y el alojamiento-, con una preocupación especial por los que más luchan contra el miedo y la soledad. Amar a los demás es una parte esencial de nuestra vida de fe, que debe incluir el respeto a todosy todo lo que Dios ha creado.

4. …y por los pobres…

El Catecismo de la Iglesia Católica (2519) nos dice que el cuidado de la creación muestra nuestra responsabilidad por todo lo que Dios ha hecho; esto implica una contemplación agradecida de las obras de Dios. También nos dice que “los bienes de la creación están destinados a todo el género humano” Puesto que sabemos que no hay otra forma de establecer la justicia entre las personas que respetando la naturaleza y su equilibrio, las familias, las comunidades locales y las naciones no deben considerarse dueñas de la tierra, sino más bien administradoras o guardianas responsables ante los demás de los recursos naturales. Además, nuestra preocupación por los pobres y marginados debe incluir a los que no pueden defender su caso porque no tienen voz, como los niños no nacidos ypobre.

5. …y por los no nacidos….

Cuando la Iglesia es fiel a su misión de anunciar el amor, la misericordia y la justicia de Dios, debe llevar un mensaje importante sobre la protección de toda vida humana, especialmente de las que no tienen voz. La “opción preferencial por los pobres” significa que estamos llamados a prestar una atención especial a nuestros hermanos y hermanas más vulnerables entre nosotros -aquellos que se encuentran sin hogar en las calles, que carecen de alimentos o de necesidades básicas; aquellos cuyos padres no pueden proporcionarles una atención médica o una educación adecuadas porque no tienen dinero o están abandonados por la sociedad. Teniendo en cuenta esta conciencia, os pido que no olvidéis que Dios nos ama a cada uno de nosotros incluso más de lo que cualquier padre puede amar a su hijo. Todos hemos sido creadospor su amor paternal que nos conoce uno a uno.

La Iglesia tiene una responsabilidad no sólo por sus acciones, sino también por la forma en que afecta a los demás a su alrededor. Esto significa que al amar a los demás como Cristo nos amó, mostramos nuestro genuino amor a Dios, quien nos amó primero (1 Juan 4:19). Intentamos obedecer el mandato de Jesús de “amarnos los unos a los otros” como él nos amó, atendiendo a las necesidades de todas las personas -incluso las terrenales, como la comida y el alojamiento- con especial preocupación por los que más luchan contra el miedo y la soledad. Amar a los demás es una parte esencial de nuestra vida de fe, que debe incluir el respeto a todos y a todo lo que Dios ha creado.